lunes, octubre 24, 2011

Gabinete de castigos irónicos

Cuando los partos, ese pueblo de la antigüedad con nombre de paritorio, apresó al rico romano Marco Licinio Craso, castigaron la codicia del italiano obligándole a beber oro fundido, insana tisana que le costó la vida.

A Muamar Gaddafi le gustaban mucho los rifles. O eso, al parecer, opinaban sus captores.

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